lunes, 1 de septiembre de 2014

El pescador.

El pescador es un tipo callado, de pocos amigos, abrigado de soledad. De ropa curtida, de piel gruesa donde los vientos rebotan en los atardeceres. De silencios, metodista y lleno de cábalas ó costumbres que jamás va a cambiar.
El pescador sabe cual es el recodo más fructífero del canal y allí se afinca hasta lograr su cometido.
El Pescador tiene un amuleto, que algunos llaman anzuelo. Y tiene un arma, que todos llaman paciencia.
Es amigo del agua cuando llueve y del calor cuando el sol apreta.
Se sienta, se para, camina, fuma, va, viene, va, viene otra vez; espera, se sienta, se para y vuelve a esperar.
Espera hasta que los peces crean que ya no hay mas vida en el agua. El lo espera paciente, tranquilo, respetuoso. Hasta que llega el momento que el filo del anzuelo atraviesa la carne, y se produce el milagro. La vida se transforma en comida.
El pescador se vuelve parte del paisaje, del canal, sus orillas, y el árbol que da la sombra donde deposita sus pertenencias.
La tanza, los espineles, las boyas, las plomadas, un bidón con agua, entra todo en su bolso que esta siempre lleno. Su humanidad también se llena...

De paciencia.


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