viernes, 26 de septiembre de 2014

El río pierde.

El otoño abrazó tu voz,
como solo he visto
que abrazan las penas al dolor

El río pierde la distancia
detrás del ocaso

El sueño se torna leve.
Los días pasan.
Nadie plantó la flor.

El río pierde la distancia
Detrás del alba.

He talado un leño,
los años han talado mis huesos.
Nuestra sombra ya no alcanza.

El río pierde su tiempo
llevando su cauce hasta tus orillas

Se desprenden luces
en tu tierna mirada
de abrazos huérfanos

El río pierde su tiempo
llevando mis sueños al vacío

Los relojes ya han hecho su tarea
Ni dios sabe hoy
a que hora dan las diez.



jueves, 18 de septiembre de 2014

En su noche.

La miré con el pensamiento
allí estaba su sonrisa,
tan a flor de boca…
tal como la conocí en mi mente.

La mirada cómplice,
aunque con un pequeño dejo de timidez.
Su vuelta fue divina.

Ni la noche nos alcanzó.


jueves, 11 de septiembre de 2014

Flores de primavera.

Si hasta las flores dejan partir a la primavera
Porque no habría yo de dejarte ir…
Se, que al menos las flores tienen la certeza
que en algún momento volverán a florecer
Ojalá tuviera yo esa certeza.
Certezas no tengo…

pero nunca dejaré de creer en la primavera.


lunes, 8 de septiembre de 2014

El laberinto del escorpiano.

Sólo conoce la soledad en forma de silencio, aunque no concibe el silencio como soledad alguna.
El cuerpo, tal vez, se habitúa mas fácilmente a la soledad de las personas que a la soledad de los sonidos. Es por eso que siempre hay un disco a mano para ser escuchado sin compañía posible.
Sabe algo de las letras con las que se forman las palabras, conoce un manojo de palabras y hasta, de vez en cuando, las utiliza en el momento adecuado. También sabe que el lenguaje de las palabras no es el mejor posible.
Con tres frases es capaz de armar un poema, y esto no supone una virtud, mas bien todo lo contrario.
Pero la fórmula es sencilla, efectista y por ende tentadora, tres frases que se van repitiendo como un mantra, de forma entrelazada, con alguna deformidad como variante, para, al final, volver a ser enunciadas, tal como al principio y cerrar así el juego poético volviendo a un sitio seguro, donde el riesgo es altamente minimizado.
Ésto a menudo lo convierte en predecible, sin embargo, la predecibilidad es una buena aliada de la comprensión. Es más fácil entender a alguien si ya se sabe que va a decir. Buen refugio para los idiotas.
El miedo a ser incomprendido siempre es mas grande al miedo de ser uno mismo.
Entre otras cosas, en algún tiempo me preguntaré que hacía un domingo por la noche escribiendo estas palabras, mientras pensaba en la luna, me replanteaba el verdadero sentido del amor, escuchando un disco que siempre tengo a mano para ciertos momentos de soledad.
Todas esas respuestas están dentro de mí. Lo difícil es querer encontrarlas.


lunes, 1 de septiembre de 2014

El pescador.

El pescador es un tipo callado, de pocos amigos, abrigado de soledad. De ropa curtida, de piel gruesa donde los vientos rebotan en los atardeceres. De silencios, metodista y lleno de cábalas ó costumbres que jamás va a cambiar.
El pescador sabe cual es el recodo más fructífero del canal y allí se afinca hasta lograr su cometido.
El Pescador tiene un amuleto, que algunos llaman anzuelo. Y tiene un arma, que todos llaman paciencia.
Es amigo del agua cuando llueve y del calor cuando el sol apreta.
Se sienta, se para, camina, fuma, va, viene, va, viene otra vez; espera, se sienta, se para y vuelve a esperar.
Espera hasta que los peces crean que ya no hay mas vida en el agua. El lo espera paciente, tranquilo, respetuoso. Hasta que llega el momento que el filo del anzuelo atraviesa la carne, y se produce el milagro. La vida se transforma en comida.
El pescador se vuelve parte del paisaje, del canal, sus orillas, y el árbol que da la sombra donde deposita sus pertenencias.
La tanza, los espineles, las boyas, las plomadas, un bidón con agua, entra todo en su bolso que esta siempre lleno. Su humanidad también se llena...

De paciencia.


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