sábado, 23 de agosto de 2014

Lluvial.

Huyeron bajo la lluvia,
sin prisa alguna.

Huían de sus temores,
de esos temores que provoca soñar.

Se empaparon de inmensidad,
se abrazaron,
y hasta tal vez se amaron,
tanto como el silencio lo permite.

Siguen latiendo,
las casualidades son excusas
que la felicidad

jamás rechazará.


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